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BESTIAS

de Federigo Tozzi




traducción de Carola Moreno Torres
124 páginas - Ed. 2010
EAN/ISBN: 9788492979042
PVP: 15 €

BÁRBAROS

DOCUMENTOS

HUMO HACIA EL SUR

INFERNO

MAR NEGRO

PASOS PERDIDOS

UNO MÁS UNO

 


Mi alma, por haber tenido que vivir en Siena, será triste para siempre. Llora aunque yo haya olvidado las plazas donde el sol es peor que el agua dentro del pozo y donde nos atormentan hasta la desesperación.

¡Ah, mis escalofríos al temblor blanco de los olivos! Y cuando me quedaba quieto hasta más de una hora sin saber por qué al volver una calle, y la gente pasaba por mi lado y me parecía que ni la veía.

¡Ciudad, donde mi alma pedía limosna, pero no a la gente! ¡Ciudad, cuyo cielo me parecía sangre!

Desde la hacienda, mis viñas descendían hasta una de sus calles, y el alma de la que será para siempre mi novia me hacía compañía en el silencio enloquecedor; alguna de mis palabras, que escribía deprisa, había sido mi alivio durante más de una larga semana.

Bestias, de Federigo Tozzi, es un conjunto de fragmentos que aparentemente tienen una sola cosa en común, en todos ellos aparece, de forma casual o secundaria, un animal. Los fragmentos que abren y cierran el libro se unifican por la presencia de la misma ave que tiene un valor simbólico: la alondra, el pájaro de la armonía, del acuerdo entre hombres y naturaleza. El primer fragmento describe la dificultad de la alondra para adaptarse al mundo dominado por el hombre; en el último, el hombre llama a la alondra para entregarse a ella. El conjunto podría definirse como una novela de la ciudad de Siena y de los campos de Toscana, con sus calles y plazas, y de los hombres, animales y objetos que la pueblan. Hay en Tozzi un respeto y una atracción por la naturaleza, tanto urbana como rural, incluso en sus aspectos más crueles, y un reconocimiento que resulta extrañamente moderno por su sentido ecológico: el de pertenencia a esa comunidad natural que le atrae tanto como le repele. Fue el crítico Giacomo Debenedetti quien reconoció en Tozzi una innegable voluntad narrativa, que en realidad «forzaba al fragmento a convertirse en piedra y ladrillo de un edificio»: a la construcción orgánica de un texto hecho de teselas que forman un mosaico, en sintonía con otros autores de su tiempo, como Luigi Pirandello o Italo Svevo, todos ellos implicados en este «tiempo de edificar».

 


Federigo Tozzi nace en Siena en 1882 en una familia de campesinos acomodados. Su padre, hombre autoritario y violento, dirigía una famosa trattoria de Siena. La madre, a la que Tozzi recuerda con cariño en toda su obra, era una mujer amable y enfermiza que perdió seis hijos antes de morir cuando Federigo contaba diez años. Su educación fue irregular. Tozzi fue, de hecho, un autodidacta, sensible y atormentado por su padre, que odiaba su afición a las letras y deseaba que su hijo se ocupara de la administración de las fincas. Se traslada a Roma y allí se casa con la escritora Emma Palagi. Trabaja como periodista y conoce a Luigi Pirandello y, sobre todo, a Giuseppe Antonio Borgese, editor de sus obras. Al morir su padre, hereda las tres fincas de Siena y se dedica a la administración de la hacienda familiar sin abandonar nunca la literatura. Muere de pulmonía en Roma en 1920. Sus obras más conocidas son la trilogía de novelas sobre la «imposibilidad»: Con los ojos cerrados, Tres cruces y La hacienda. Pero su obra más original es Bestias, escrita en 1917 y fruto de la adhesión de Tozzi a la «poética del fragmento» difundida por el grupo artístico del periódico La Voce.

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