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Blaise Cendrars (1887-1961) es el perfecto exponente de la identidad entre el arte y la vida. A los dieciséis años abandona los estudios. Un viaje a Rusia le inspira la escritura sincopada de Prose du Transsibérien et de la petite Jehanne de France, ilustrado por Sonia Delaunay. «No mojo mi pluma en la tinta, sino en el río de la vida», declara. En estos tiempos de bohemia abandona el nombre de Frédéric-Louis Sauser y escoge el de Blaise Cendrars, «despues de las brasas, las cenizas».
Ya en París, frecuenta a la vanguardia artística y literaria: Apollinaire, Chagall, Braque, Modigliani (que pintó el retrato que ilustra la cubierta de este libro), Picasso, Soutine. Pierde el brazo derecho en la Gran Guerra y desde entonces escribe con la mano izquierda. Se apasiona por el periodismo de investigación y publica novelas como L’Or (1925), Moravagine (1926) y Ron (1930).
A partir del 1945 Cendrars desarrolla un estilo que será referente para la nueva generación de escritores. Publica la famosa trilogía L’homme foudroyé (1945), La Main coupée (1946) y Bourlinguer (1948), amalgama de autobiografía, novela, hechos históricos, relato de aventuras y poemas en prosa.
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